La mujer y la niña en la ciencia y en la tecnología

El 11 de febrero se conmemora el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. El acceso y la participación plenos y en condiciones de igualdad en la ciencia, la tecnología y la innovación para las mujeres y las niñas son imprescindibles para lograr la igualdad, y es por ello que animamos a la comunidad educativa a promover actividades para alentar una mayor participación de las mujeres y las niñas en la ciencia y la tecnología y reconocer el trabajo y los logros de las mujeres en estos campos, rompiendo con los roles y estereotipos asociados.

Este día reclamamos una vez más la abolición del género, que establece socialmente estereotipos y roles diferenciados entre mujeres y hombres y que causa una gran diferencia entre los estudios cursados y las profesiones ejercidas por ellas y ellos. Son la razón principal de la diferente presencia de hombres y mujeres en ciencia y tecnología y es necesario desmontarlos y que se visibilicen mujeres en estos campos dentro de la escuela, en los currículos, en la comunicación y en el día a día, pues sin referentes femeninos actuales en ciencia y tecnología es muy difícil que las niñas y chicas se vean representadas.

Ciencia vs tecnología

En las campañas que se realizan con motivo de esta conmemoración se repite sin cesar la necesidad de despertar vocaciones científicas en las niñas y chicas, pero ¿realmente las mujeres no están interesadas en la ciencia?

Si analizamos los datos observamos que no es cierto. Las carreras científicas, de ciencias de la salud o de ciencias sociales y jurídicas tienen amplísima presencia de mujeres.

[Datos y cifras del Sistema Universitario Español.  2021-2022]
La repetición en numerosas campañas educativas de eslóganes como “la ciencia también es para chicas” provoca la percepción de que no lo es y de que apenas hay interés y matriculación en estos estudios por parte de las mujeres, cuando los datos indican lo contrario: comprobamos que hay una mayoritaria presencia de mujeres en carreras científicas con la excepción de algunas especialidades como, por ejemplo, física o matemáticas.

Es en la rama de Ingeniería y arquitectura en la que la que se encuentran las mayores diferencias de matriculación y donde observamos que la presencia de mujeres es muy inferior. Es más, cuando se desglosa esta rama tecnológica, observamos una elevada matriculación de mujeres en especialidades como ingeniería alimentaria, arquitectura o diseño industrial, y bajísima en las especialidades industriales y en las TIC. Por ejemplo, la matriculación de mujeres en informática no llega al 14%.

[Datos y cifras del Sistema Universitario Español.  2021-2022]
[INE. Matriculados por sexo y campo de estudio. Datos 2021-2022]
Vistos estos datos, es imprescindible que las campañas que se realicen en las escuelas e institutos no conciban las disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) como un todo, sino que analicen las diferencias existentes entre ellas y dentro de ellas, se estudien las causas y que las acciones educativas y de divulgación se dirijan a corregir la desigualdad detectada.

El techo de cristal

Según los datos globales, en la universidad hay más mujeres matriculadas que hombres. Sin embargo, la presencia femenina disminuye a medida que avanza su nivel académico, afectando tanto la carrera investigadora como a la presencia de las mujeres en los puestos de responsabilidad. Esta desigualdad se reproduce en todas las especialidades universitarias, pero es más acuciante en aquellas en las que la representación femenina es muy pequeña.

Es el género, una vez más, el causante de esta desigualdad.

[U-Multirank Gender Monitor 2022. Gender disparities in higher education]

La educación

Como hemos visto, existe una primera desigualdad a la hora de elegir los estudios y, posteriormente, una segregación vertical en la progresión académica. ¿Qué podemos hacer para corregirlo?

En primer lugar, educar en igualdad. La coeducación es clave para que se entienda que estos datos son consecuencia de factores sociales y no de una supuesta diferencia en la capacidad o habilidad entre mujeres y hombres. La percepción que tienen las niñas y chicas sobre sí mismas y sus capacidades está enormemente influida por la sociedad y no se corresponde con la realidad. En relación a esto recomendamos el vídeo “Rompiendo estereotipos: matemática es nombre de mujer” de Marta Macho Stadler.

La tecnología y la ingeniería son actividades que aún se consideran “profesiones de hombres” en nuestro subconsciente. El camino a seguir es la superación de estos prejuicios y estereotipos, pero, sin embargo, observamos el afianzamiento de los mismos en muchas de las campañas educativas. Por ejemplo, se propone incidir en el “componente social” de la ciencia y de la tecnología por pensar que a las mujeres nos atrae más. Eso es un estereotipo sexista y esta estrategia sólo consigue afianzarlo. El componente social es para hombres y para mujeres, no sólo para nosotras.

También observamos la “feminización” estereotipada de propuestas educativas para acercar a las niñas y chicas a la ciencia y la tecnología: robots de color rosa, textiles para aprender electrónica, la química del maquillaje, etc. Eso es absolutamente sexista y contraproducente.

No hay que disfrazar la ciencia y la tecnología para atraer a las chicas, lo que hay que hacer es eliminar estereotipos. A las mujeres no necesariamente nos gusta el rosa, el maquillaje o los cuidados. Nos pueden gustar, sin más, las moléculas, las máquinas, los cables, las ondas, las integrales y los bits, que no necesitan ninguna “feminización”.

La anticiencia

Desgraciadamente hoy en día hay un problema creciente que nos preocupa y que supone una barrera más en la consecución de este objetivo: la negación de la realidad sexual a través de la penetración de ideas anticientíficas en las aulas.

No podemos animar a las niñas y chicas a interesarse por la ciencia cuando, al mismo tiempo, en las escuelas se inculcan ideas contrarias a la ciencia, como que el sexo es un espectro, que podemos nacer en un cuerpo equivocado o que existe algo como una “identidad de género” innata. Tampoco podemos romper con los estereotipos y roles sexistas que siempre han separado a las niñas y mujeres de la actividad científica y tecnológica cuando se transmite que esos mismos roles y estereotipos son los que nos definen como mujeres u hombres.

La ciencia se basa en el razonamiento lógico, en el análisis de datos y hechos concretos, no en opiniones subjetivas, es metódica y sistemática, no producto de la improvisación, y es verificable y comprobable. Las ideas queer que están llenando las aulas son todo lo contrario. Es urgente abordar este problema: en las escuelas, institutos y universidades están entrando discursos anticientíficos y dogmáticos que alejan la actividad académica del conocimiento científico -crítico, fundamentado, metódico, objetivo, verificable, sistemático y racional-.

Es importante aumentar la matriculación de mujeres en estudios científicos y tecnológicos y su participación en las profesiones asociadas, pero más urgente es que todas ellas, niñas y mujeres, reconozcan su realidad material, el sexo, y la realidad social, el género que nos oprime. Es precisamente la ciencia la que explica la diferencia sexual y la que permite desentrañar el sistema patriarcal en la historia lejana y reciente, base de la teoría feminista.

Reclamamos

El Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia reclamamos el análisis científico de las causas de la desigualdad. Se debe analizar desde la raíz para poder conseguir las transformaciones necesarias para alcanzar la igualdad y librarnos de la opresión.

La ciencia y la tecnología nos gustan a las mujeres y valemos para ellas. Eliminemos estereotipos y roles sexistas que condicionan la elección y consigamos que no se cierren puertas a las chicas y mujeres que se quieran dedicar a estas profesiones.

#DíaDeLaMujerYLaNiñaEnLaCiencia con #CoeducaciónRealYa.


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