El sexo no se puede cambiar, es una falacia

Traducimos a castellano la entrevista “El sexe no es pot canviar, és una fal·làcia” realizada por Virtudes Prérez a nuestra compañera Sivia Carrasco y publicada el 25 de enero de 2023 en el diario El Punt Avui.


[L’antropòloga i presidenta de Feministes de Catalunya aquesta setmana, a casa seva, a Sabadell ORIOL DURAN]

 

Sílvia Carrasco está acostumbrada a las críticas. Ha recibido muchas, especialmente del colectivo LGTBI, que considera transfóbicos algunos de sus argumentos contra la ley trans. Pero ella insiste en que lo que denuncia es una ideología, que denomina “ideología transgenerista”, que se ha colado en la sanidad y en la escuela, dice, y está perjudicando especialmente las niñas y adolescentes. No solo cuestiona la autodeterminación de género, sino también, y de manera rotunda, que alguien pueda decir que ha nacido en un cuerpo equivocado.

¿Por qué esta cruzada contra las personas trans?

No hay ninguna cruzada contra ninguna persona, se defina como se defina. Al contrario, desde el feminismo y desde la asociación que presido, Feministes de Catalunya, lo que pensamos es que estas leyes y esta ideología perjudican gravemente la atención que podría recibir cualquier persona que siente un malestar profundo con su cuerpo y desea entrar en tratamientos hormonales y quirúrgicos que son irreversibles y perjudican gravemente la salud. Este malestar tan profundo lo que necesita es un tratamiento especializado de alta calidad que haga la pregunta clave: por qué les pasa esto. Especialmente en la infancia y especialmente en las niñas…

¿Es decir que ustedes niegan el concepto de autodeterminación de género y niegan el derecho de unas personas a cambiar si sienten profundamente que no se identifican con su sexo biológico?

No negamos ningún derecho. Pero en todo caso son personas que necesitan una evaluación de un equipo multidisciplinario, como recomendó el Colegio de Médicos la semana pasada, citando un informe que hemos hecho sobre el servicio Trànsit.

Pero las está tratando cómo si tuvieran un problema y la OMS ya eliminó la transexualidad de la categoría de enfermedades mentales en 2018.

Eso no es verdad. La presión del lobby farmacéutico hace que se cambie el concepto de disforia, que es un concepto griego que quiere decir “malestar”, por el de incongruencia, que es esta idea disociada, que tienes una mente y un cuerpo que no son congruentes. Pero no lo han eliminado de la clasificación de enfermedades: lo han puesto en la sección de alteraciones sexuales. Y la Asociación Internacional de Psiquiatría Americana continúa clasificando la disforia de género dentro de las enfermedades mentales.

¿Qué les molesta tanto de la ley si lo que pretende es garantizar los derechos de un colectivo que ha sufrido mucho?

Muchas organizaciones feministas nos reunimos en julio del 2020 y creamos una plataforma estatal que se llama Confluencia Movimiento Feminista. Y también hay asociaciones de ámbito internacional. Contra lo que estamos luchando es contra la expansión de la ideología transgenerista, que está estrechamente vinculada a la industria farmacéutica y a posiciones que quieren sobre todo experimentar y comerciar con cuerpos de niños y mujeres. Y esto es inaceptable.

¿Qué entendéis por ideología transgenerista?

La ideología transgenerista está inspirada en ideas que sobre todo defienden que hay una disociación total entre la persona y su cuerpo. Esto nos lleva a ideas medievales. Hay un yo inmaterial, un tipo de alma que es independiente, disociada del propio cuerpo y que puede haber nacido en un cuerpo equivocado, y esto es una cosa que no es comprobable materialmente. Y de aquí se desprende el concepto de identidad de género, que tergiversa totalmente el concepto de género feminista, que es el que consta en la ley del convenio de Estambul contra la violencia machista, que es a la Cedaw, que es la comisión de las Naciones Unidas contra toda forma de discriminación y violencia contra las mujeres. Va en contra del concepto de género feminista.

¿Qué dice?

El concepto de género feminista dice que el género es una invención, unos atributos inventados sobre el sexo para subordinar las mujeres. Y esta ideología lo que dice es que el género es una identidad. Una identidad que curiosamente reproduce todos los estereotipos sexistas contra los cuales ha luchado el feminismo… estamos totalmente en contra.

¿De dónde surge esta ideología?

La ideología surge de lo que se llama teoría queer, que quiere decir “anómalo”, “extraño”, “inclasificable”. Fue muy bienvenida. De hecho forma parte de las ideas posmodernas que se desarrollan en paralelo al neoliberalismo económico. Es lo que le concuerda perfectamente con el mercado. El mercado te ayuda porque supuestamente tú escoges lo que quieres ser. Las leyes trans solo sirven para enriquecer a la industria farmacéutica de la identidad de género, que ha pasado de unos beneficios, solo en Estados Unidos, de 300 millones de dólares en 2019 a más de 1900 millones de dólares en 2021, con tasas de crecimiento superiores al 10% anual*. Está muy vinculado. Hay un montón de clínicas de estética que se dedican a modificar el cuerpo para asemejarse al otro sexo. Y digo asemejarse porque el sexo no se puede cambiar, es una falacia.

Bien, esto no es cierto. Para las personas trans sí que se puede cambiar y lo cambian.

No, ellos lo creen. Pero esa no es la realidad material, el sexo no se puede cambiar. Tú naces XX o XY y te mueres XX y XY, y si tienes un ataque al corazón los síntomas serán según tu sexo. Y si te tienes que reproducir será según los genitales que tengas.

Es decir, que lo que para muchas personas es un avance ¿para ustedes es un retroceso?

Completamente. La medicina feminista había conseguido en los últimos diez años que el hombre no fuera el patrón a partir del cual se analicen las enfermedades o se hagan pruebas farmacológicas. Habíamos conseguido introducir que se tuviera en cuenta el sexo y el género de las personas porque sabemos que en las condiciones de vida pueden afectar. Hay mujeres que tienen enfermedades a causa de cuidar. Esto pasa por el género, no por el sexo. Para nosotras es un retroceso enorme, en todos los sentidos: en los derechos de las mujeres, en los derechos de la infancia, en la igualdad entre hombre y mujer. Para hacer políticas de igualdad primero tienes que saber qué es una mujer. Y si redefines ser mujer en función de lo que cada cual piensa que es, todas las políticas de igualdad y los adelantos quedan en entredicho.

Hablan como si todo el mundo se quisiera hacer trans ahora, cuando se trata de una minoría. ¿No están exagerando?

Precisamente sobre eso queremos alertar, porque a mí lo que me preocupa son las criaturas, podemos destrozar una generación. Yo no hago nada más que ver casos de familias desesperadas porque a cualquier niño que dice que se siente de otro género le dan hormonas sin pasar por la pregunta que se tiene que hacer en psiquiatría y psicología, que es precisamente qué le está pasando a esta persona. Hay niñas y niños con antecedentes de abusos sexuales y con otras vulnerabilidades psicosociales, con experiencias traumáticas… ¿Por qué no se puede hacer esta pregunta, que es la que han hecho otros países que ya han dado marcha atrás, como por ejemplo el Reino Unido, Francia, Suecia, Finlandia, Irlanda?

¿Está diciendo que lo que nosotros presentamos como un gran avance, la identidad sentida, en otros países ya han transitado y ahora se están echando atrás?

Ya lo están descartando. Allí, desde el mismo gobierno se han hecho estudios como el que nosotras hemos hecho recientemente aquí para valorar el impacto que tiene este modelo afirmativo, que se basa en lo que el sujeto dice. Se han fijado en qué ha pasado y han visto los gravísimos daños, irreversibles, que no han servido para mejorar la salud mental de las personas, especialmente de los menores.

¿Aquí no existe ningún estudio, además del vuestro?

De momento, ninguno que realmente analizara la evolución y se hiciera las preguntas adecuadas al ver el cambio de perfil sociodemográfico de las personas tratadas. La conclusión del estudio es que cada vez son más mujeres, cada vez más menores, cada vez más niñas adolescentes. Lo hemos presentado a la comisión de Salud del Parlamento de Cataluña y nos han agradecido el trabajo.

¿Cuáles son las principales cifras?

Entre el 2012 y el 2021, que son los últimos datos que tenemos, hay un crecimiento exponencial de más del 7.000% de casos tratados. Entre el 2020 y el 2021 crece un 40%. Los casos del 2021 representan más de una cuarta parte de todos. Aquí hay un gran trabajo, pero sobre todo en estos momentos las franjas de edad más jóvenes, de entre 14 y 25 años, son las que se están disparando. Hasta el punto que en la franja de entre 10 y 14 de menores el 70% son niñas. El número de niñas adolescentes que piden cambiar de sexo ha crecido un 5.700%.

Hacéis el análisis tomando datos del 2012, cuando Trànsit era muy residual, puesto que no se integró en la salud pública hasta el 2017.

El servicio es del 2012, pero en 2017 el entonces consejero, Toni Comín, acordó que este sería el modelo de referencia. Coexistía con otros modelos como el del Clínic, que era terapéutico, y se decidió que el modelo afirmativo fuese el de referencia para toda Cataluña.

¿Pero no están creando alarma, en cierto modo? ¿Tenemos porcentajes? ¿Sabemos cuántos de estos menores y de estas niñas que hacen consultas inician un proceso de hormonación?

Sí lo sabemos. El 87%, dicho por el mismo Trànsit. La gente sale de la primera visita con la receta de hormonas y va directamente a la farmacia a comprar.

¿Pero pueden empezar el proceso sin la autorización de los padres?

Es que van con los padres, que están absolutamente atrapados porque no pueden preguntar. Si la persona lo dice, es que es verdad. Y en este sentido los protocolos educativos supuestamente para atender personas trans dicen que si los padres, la familia o la escuela recomiendan una exploración psicológica para saber qué le está pasando, se les puede abrir un expediente por transfobia y maltrato.

Usted ha escrito un libro denunciando esto.

Sí, es que cada vez hay más niñas, sanas, con el cuerpo sano, a quienes se les administran bloqueadores de la pubertad para que no se les desarrolle. Les queda el cerebro afectado, la densidad ósea afectada, no les crecen los genitales en el caso de los penes… Todavía no se ha aprobado la ley trans estatal y los juzgados ya tienen lista de espera. Las familias están alarmadas. Por eso se ha creado la agrupación Amanda, de familias de niñas adolescentes con lo que denominamos disforia de inicio rápido. En una clase tres niñas dicen que son niños y quieren ir a Trànsit a hacer el cambio. Esto se ha estudiado fuera de aquí y se ve que es un contagio social.

¿Y ustedes cómo interpretan este ‘boom’ de demanda por parte de las niñas?

Pensamos que las niñas están pasando una muy mala época histórica, que la gente no es consciente de hasta qué punto hay una presión no solo estética sino también sexual, de acoso y violencia sexual que se centra en las niñas adolescentes. Tienen que encajar. Tienen que sexualizarse. Ser niña es muy complicado.

No le preocupa que este tipo de discurso genere actitudes transfóbicas y que en parte sea la causa que haya más agresiones a personas trans, que es el que denuncian las entidades. El año 2022 en Cataluña crecieron un 38%.

Juegan con la confusión de un constructo, el constructo LGTBI, una invención muy conveniente a la industria farmacéutica. ¿Qué tiene que ver la realidad de una lesbiana con la realidad de una intersexual o la de un hombre gay con alguien que mentalmente piensa que es del otro sexo? Este constructo intenta justificar todo este delirio.

¿Y como veis la propuesta de un género no no binario?

Todas las feministas por definición lo somos porque estamos en contra de la distinción sexista. Pero hacen falta datos, el sentimiento no binario es un delirio también.


*U.S. Sex Reassignment Surgery Market Size, Share & Trends Analysis Report By Gender Transition (Male To Female, Female To Male), And Segment Forecasts, 2022 – 2030. Grand View Research
Feminista. Nacida en Sabadell en 1959, Sílvia Carrasco es profesora de antropología social y cultural de la UAB. Ha vivido en Inglaterra y Estados Unidos y ha hecho numerosas investigaciones nacionales e internacionales, centradas sobre todo en temas de desigualdad educativa y social que afectan a la población infantil. Militante durante años en partidos de izquierda, actualmente preside la asociación Feministes de Catalunya, una entidad que ha sido especialmente combativa con la ley trans y que acaba de hacer público un estudio sobre los usuarios del servicio Trànsit, que alerta sobre el incremento del número de chicas. Esta semana ha presentado a Sabadell el libro La coeducación secuestrada.

Artículo original: “El sexe no es pot canviar, és una fal·làcia


Un comentario en «El sexo no se puede cambiar, es una falacia»

  • el 09/08/2024 a las 18:27
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    Totalmente de acuerdo con la entrevistada. A la industria farmacéutica le interesa fomentar está anomalía para ganar dinero. Con esta ideología queer y woke estamos yendo hacia a tras. La disforia de genero es un trastorno igual que lo es la bulimia o lo anorexia. No se nos ocurre decirle a una anorexica que tiene razón que si ella se ve gorda lo está y tiene que deje de comer.

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