No contaban con las madres ni con las feministas

Nuestra compañera Marina Pibernat Vila, miembro de Feministes de Catalunya y DOFEMCO, ha escrito el artículo “No contaban con las madres ni con las feministas” para el Diario El Común el pasado 22 de octubre de 2022.


El pasado sábado 8 de octubre tuvo lugar en el Colegio de Médicos de Madrid el acto de presentación de la Asociación de Madres de Adolescentes y Niñas con Disforia Acelerada (AMANDA). El acto se celebró en un momento de máxima tensión entre el Ministerio de Igualdad y el movimiento feminista a propósito de la conocida como “ley trans”, en trámite para ser aprobada. Hace años que desde el feminismo cuestionamos y criticamos las ideas que fundamentan este tipo de leyes, señalando sus nefastas consecuencias para los derechos de las mujeres y la infancia, leyes que ya podemos encontrar a nivel autonómico en casi todas las comunidades.

La presentación de AMANDA revistió una especial importancia por dos motivos. En primer lugar, porque por primera vez alzaron la voz las familias afectadas, familias con niñas y niños que han expresado la disconformidad con su cuerpo y su sexo. Estas familias ponen en duda que sus hijas e hijos necesiten hormonación y cirugías de cambio de sexo, con efectos irreversibles para su salud, ya que en la gran mayoría de los casos se trata de adolescentes con otros problemas – ansiedad, depresión, autismo – que han encontrado en el ampliamente difundido discurso “trans” una pretendida salida de su malestar. Es por esto que hablan del contagio social del que sus hijas e hijos han sido víctimas. En segundo lugar, el acto fue importante porque se llevó a cabo en el Colegio de Médicos de Madrid, siendo un aviso por parte de profesionales de la salud que también cuestionan la conveniencia de medicar y operar a adolescentes que rechazan su cuerpo, especialmente ante la explosión de casos en los últimos cinco años.

Para hacernos una idea del fenómeno, vayamos a los estudios y los datos. En 2018, la doctora Lisa Littman acuñó el concepto de disforia de género de inicio rápido al darse cuenta del enorme incremento de chicas adolescentes que se autodeclaraban “chicos trans” después de un periodo prolongado de exposición a las redes sociales, o en cuyo grupo de amigas había otras chicas que habían declarado lo mismo. En el caso de Reino Unido, por ejemplo, si vemos las estadísticas observamos que los casos de adolescentes trans han pasado de un centenar a 5000 al año a lo largo de la última década. Y en mucha mayor proporción entre las chicas, siendo esto algo nuevo, ya que anteriormente se trataba principalmente de niños y hombres que decían ser mujer.

En esta misma línea se expresó el doctor Celso Arango, jefe de psiquiatría juvenil del hospital Gregorio Marañón, en el acto de presentación de AMANDA. En una entrevista en el periódico El Mundo, explica que en la unidad de hospitalización en la que trabaja era habitual tener uno o dos casos, pero que actualmente son entre el 15 y el 20% de pacientes quienes se declaran trans. Ante estos números, es necesario preguntarse qué está ocurriendo con las adolescentes; o si es razonable atribuirlo sin más, como hace el Ministerio de Igualdad, a la libre expresión de la identidad de jóvenes que efectivamente habrían nacido en el “cuerpo equivocado”.

Pero… ¿Se puede nacer en un cuerpo equivocado? ¿Se puede ser hombre habiendo nacido mujer, o viceversa? Creer que sí implica suponer la existencia de una especie de alma o esencia invisible de hombre o de mujer metida en un cuerpo del otro sexo, cosa difícilmente defendible desde un punto de vista científico y racional. Lo que sí existe son los comportamientos socialmente asociados a los hombres y las mujeres, y es en ellos donde se está viendo una supuestamente verdadera “identidad de género”. De este modo, una chica adolescente que no encaje en los roles y estereotipos machistas, como por ejemplo que vista con ropa considerada masculina o que juegue a cosas consideradas de chico, puede empezar a dudar de que su sexo sea el correcto, especialmente si se siente mal por no encajar, ya sea por este u otros motivos. Ya no digamos si se trata de una chica atraída por otras chicas, que en vez de pensar que es lesbiana, puede empezar a pensar que en realidad es un chico que nació en un cuerpo de chica.

Quizás pensarán ustedes que la escuela es la que debe orientar al alumnado para que reflexione críticamente sobre el tema. Pero deben saber que a las escuelas e institutos ahora acuden activistas de los “derechos trans” a explicar al alumnado que pueden escoger si ser chica o chico, que nadie puede poner en duda su decisión por ningún motivo, y que un montón de profesionales médicos pueden hacer realidad su sueño de “ser quienes son”. Y es más, los protocolos educativos obligan al profesorado a aceptar sin objeción y sin contactar con la familia el hecho de que un alumno o alumna declare ser del otro sexo.

Desde Docentes Feministas por la Coeducación (DOFEMCO) hemos analizado en profundidad lo que está ocurriendo en los centros educativos en la obra titulada La Coeducación Secuestrada: Crítica feminista a la penetración de las ideas transgeneristas en la educación, publicada por la editorial Octaedro. Sus autoras, dos de ellas vinculadas a Sabadell, son integrantes de DOFEMCO y especialistas en los campos de la educación y la adolescencia. El libro supone la primera aportación al conocimiento y la difusión de lo que está pasando en las escuelas e institutos, denunciando el impacto de los discursos de la “identidad de género” en el sistema educativo y entre la infancia y la adolescencia.

Con los centros educativos, los medios de comunicación y los partidos políticos inundados por las dogmáticas ideas transgeneristas, entran en juego la industria farmacéutica y las clínicas con sus “terapias” hormonales de por vida y sus operaciones de “cambio de sexo”, quienes llevan años viendo incrementados sus beneficios gracias al aumento de su actividad. Tanto es así que ya han dado lugar al fenómeno “detrans”, compuesto principalmente por chicas a las que se animó a tomar medicación y a practicarse cirugías mayores, como la doble mastectomía, para sentirse bien con su cuerpo; pero que después se dieron cuenta de que sus problemas eran otros, y que nadie había indagado en ellos. Estos casos de destransiciones son cada vez más numerosos, y han hecho que países como Finlandia, Reino Unido y Suecia hayan empezado a dar marcha atrás en sus respectivas “leyes trans”.

Todo esto ocurre justo cuando el Ministerio de Igualdad y el Gobierno de España están tramitando su propia “ley trans”, presentada como el gran logro de la legislatura en materia de derechos civiles. Sin embargo, no contaban con las madres de AMANDA, que están denunciando la situación. Tampoco contaban con las maestras y profesoras feministas ni con el movimiento feminista en general, el único movimiento social y político que mantiene los pies en la tierra sin dejarse llevar por la corriente, y que exige un debate público urgente antes de seguir acercando alegremente el bisturí al cuerpo de menores.


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